La incontinencia urinaria (IU) se define como la pérdida involuntaria, y objetivable, de orina que genera problemas sociales y/o higiénicos. La IU no genera un potencial riesgo vital, sin embargo, genera incomodidad, sensación de vergüenza e incapacidad y retraimiento social. Todo ello ocasiona un deterioro importante de la percepción de calidad de vida y de las relaciones familiares y sociales.
La IU es más prevalente en población mayor, debido a cambios anatómicos, funcionales, psicológicos y sociales que condicionan una menor efectividad de los mecanismos de continencia. La IU presenta una prevalencia entre el 25% y el 45% de la población mayor y es un síndrome geriátrico que suele permanecer infradiagnosticado e infratratado, debido a que los profesionales no suelen preguntar por este apartado en la práctica clínica habitual y también por la ausencia de queja por parte del paciente al considerar normal, incluso fisiológica, esta situación dentro del propio envejecimiento.
Uno de los puntos importantes de la IU es que el abordaje terapéutico, que se inicia con medidas higiénico-dietéticas, permite recuperar la continencia urinaria en un 30-40% de los adultos mayores y disminuir la severidad de los síntomas de IU en otro 40-50% de los casos. Asimismo, la IU puede clasificarse como de urgencia, de esfuerzo y mixta.
Entre los hábitos higiénicos-dietéticos que pueden reducir o incluso recuperar la IU, destacan sencillos consejos como recomendar un uso de ropa con sistemas de apertura y cierre no complicados que faciliten su retirada cuando vaya a producirse la micción. En este mismo sentido, conviene generar alternativas que reduzcan o retiren la presencia de barreras arquitectónicas que dificulten el acceso a los inodoros y emplear alzas o cuñas sanitarias, en los casos que sea preciso, para facilitar la micción, aconsejando el uso de orinales cuando no sea posible modificar el entorno del adulto mayor. Asimismo, conviene reducir de forma importante el consumo de sustancias excitantes con efecto diurético como el alcohol, el café, el té y otras similares y reducir la ingesta hídrica desde media tarde hasta la mañana siguiente, para reducir el número de micciones nocturnas. También es importante distribuir los alimentos de mayor aporte o con potencial efecto diurético hídrico ((leche, zumos, sopas, caldos, infusiones, café, verduras y frutas) al desayuno y la comida, restringiéndolos en la merienda y la cena. Lo mismo sucede con los fármacos, aconsejándose la toma de fármacos con efecto diurético por la mañana. Entre estos consejos, también se recomienda consultar a los profesionales sanitarios para revisar la medicación pautada y retirar o reducir la dosis, cuando se posible, de aquellos fármacos que favorezcan la IU.
La práctica de ejercicio físico, que fortalece la masa muscular, es aconsejable en todos los adultos, pero especialmente en el mayor con IU. Junto a estas prácticas de actividad física generales, la utilización de técnicas de reentramiento vesical y los ejercicios de suelo pélvico pueden reducir los síntomas de IU. Los ejercicios del suelo pélvico consisten en la ejecución de contracciones repetidas de los músculos del suelo pélvico (unas 25-30 cada sesión) durante tres o cuatro sesiones cada día. Entre estas prácticas de fortalecimiento del suelo pélvico se encuentran los conocidos como ejercicios de Kegel, los cuales están indicados en mujeres, y ocasionalmente en hombres, con IU de urgencia. Los ejercicios de Kegel generan contracciones y relajaciones simultaneas de los músculos perivaginales, periuretrales y perianales con la finalidad de fortalecerlos. El objetivo de estas técnicas de entrenamiento es incrementar la resistencia del suelo pélvico y tienen una gran utilidad para mejorar la IU de esfuerzo, más prevalente en mujeres. Por su parte, el reentrenamiento vesical facilita el restablecimiento del hábito miccional por medio del vaciado vesical voluntario y progresivo hasta conseguir una frecuencia miccional diurna que evite la IU. Esta técnica es muy útil en la IU de urgencia, más prevalente en varones.
En los casos en los que la motivación del adulto mayor es escasa, puede aconsejarse al cuidador principal el empleo de técnicas de entrenamiento miccional, junto a las micciones programadas. Las micciones programadas e interrogar al paciente sobre si se mantiene seco también son prácticas útiles para establecer una pauta de micciones voluntarias que se anticipe a la presencia de la incontinencia. El vaciamiento programado consiste en reglar los vaciamientos de orina de forma temporizada, procurando incluirlos dentro de la rutina diaria de la persona. Es conveniente programar los vaciamientos cada dos-cuatro horas, incluyendo las micciones nocturnas tratando de no interrumpir el descanso nocturno. El doble vaciamiento es una técnica útil en IU que presenta volumen residual patológico (mayor de 100cc.). Esta técnica consiste en mantener al adulto mayor de pie durante unos minutos tras la micción si es varón, y sentado si es mujer, para después animarle a que intente una nueva micción.
Cuando estas técnicas fallan son útiles los dispositivos como los colectores externos no invasivos. El uso de estos dispositivos debe consensuarse con el paciente considerando sus características bio-psico-sociales. La elección del tipo de dispositivo dependerá del género del adulto mayor, el grado de movilidad y el tipo y severidad de la IU. Hay dos tipos principales de dispositivos, los absorbentes y los no absorbentes. De los primeros existen diferentes tallas y capacidades de absorción adaptables a las diversas circunstancias del paciente (Braga-pañal, compresas rectangulares y compresas anatómicas). El principal dispositivo no absorbente es el colector urinario (PD-GEN-27). Se utiliza solo en varones con una IU que curse sin retención y sea resistente a otros tratamientos. También existe el colector invasivo, conocido habitualmente como sonda vesical, que puede ser intermitente o canalizarse mediante autosondaje. Se utiliza en la incontinencia urinaria refleja. Es una maniobra simple que puede realizar el propio paciente o su cuidador en su domicilio.
En resumen, la IU puede ser recuperada o atenuada con sencillas prácticas higiénico-dietéticas, cuando estas fallan pueden utilizarse distintos dispositivos, cuyo uso debe consensuarse con el facultativo prescriptor.