La llegada de la primavera se asocia al incremento de alergias debido a los efectos del polen y la floración de los campos. Las reacciones alérgicas no suelen presentar complicaciones, pero en la tercera edad es importante prestar atención a los problemas respiratorios al ser un grupo más vulnerable a unos cambios de estación inevitables.
Por todo eso, los cuidados y prevención se vuelven esenciales para que los primeros síntomas con la llegada de la primavera puedan detectarse rápidamente.
Las enfermedades en primavera: asma y alergias
Estas son las dos de las patologías más comunes que también pueden derivar en problemas en la piel e incluso en los ojos, dos zonas muy sensibles en la tercera edad. Así, los síntomas en personas mayores son la rinitis (congestión nasal, estornudos constantes y rinorrea acuosa), la conjuntivitis alérgica con picazón ocular, lagrimeo y ojos rojos o también la dermatitis provocada por reacciones cutáneas.
Otros cuadros alérgicos más graves pueden derivar en un descenso de la presión arterial, mal funcionamiento del corazón o dificultad para respirar. En estos casos el control médico es imprescindible.
También el asma, una enfermedad crónica del sistema respiratorio, puede tener su origen en una alergia en el 80 % de los casos. Sus síntomas son obstrucción generalizada de las vías respiratorias, opresión en el pecho y tos. También puede originar muchos mocos.
Cuidados y prevención en ancianos
Para combatir esas alergias en personas mayores se deben tener en cuenta varios factores, siendo el primero de ellos si el paciente ha sufrido ya episodios en años anteriores. En ese caso, será importante la prevención mediante medicamentos y vacunas. Igualmente, hay que evitar salir a pasear por parques o jardines a primera hora de la mañana o al final de la tarde. En estos momentos el polen se extiende con mayor facilidad y entrar en contacto con él es un factor de riesgo, igual que caminar por zonas de césped o alta presencia de plantas.
Otros consejos para prevenir son lavar la ropa con detergente hipoalergénico y ventilar las habitaciones donde duermen -solo diez minutos y cuando haya menos polen en el aire-. También es positivo hidratar bien la piel de las personas mayores para evitar la sequedad e incluso vestirlos con prendas de algodón o lino, que transpiran mejor.
El tratamiento más común para las alergias en personas mayores son los antihistamínicos, pero siempre es importante consultar al médico ante cualquier anomalía. En general, con todas estas prevenciones podremos evitar o reducir los efectos de muchas enfermedades en primavera.