Algunos de los síntomas de la incontinencia urinaria (IU) pueden limitar la participación activa de los adultos en eventos y reuniones sociales.
De hecho, algunos estudios señalan cómo estos síntomas de IU, especialmente los ligados a las pérdidas de importantes volúmenes pueden incrementar hasta seis veces las probabilidades de influir negativamente en el estilo de vida del adulto, incluyendo la merma en la participación en actividades sociales. Así, los adultos mayores con IU aumentan la probabilidad de alterar su compromiso social y de presentar aislamiento social. Asimismo, los adultos con IU incrementan el riesgo de percibir sensación de soledad en un 80%. De este modo, la IU puede afectar a la calidad de vida como consecuencia de dicho retraimiento social. Esta afectación sobre la calidad de vida depende de la severidad de los síntomas más que del tipo de IU presente en el adulto.
Un estudio observó que los tres principales temas relacionados con la IU que preocupaban a los adultos mayores eran: sentirse dejados de lado o excluidos debido a la falta de sensibilidad del entorno hacia el malestar que les generaban los síntomas de IU, percibiendo una ausencia de reconocimiento a sus preocupaciones por parte de sanitarios y familiares. En segundo lugar, la demora en la búsqueda de ayuda por la percepción de vergüenza, la falta de capacidad para pedir ayuda o para generar mecanismos de afrontamiento de la situación. Y, finalmente, la necesidad de buscar ayuda cuando se reconocía la gravedad del problema y se asumía que la IU era un problema con una amplia gama de tratamientos no farmacológicos y farmacológicos disponibles. Un punto importante de este estudio fue comprobar como la valoración geriátrica integral fue, en muchas ocasiones, el desencadenante para el abordaje y tratamiento de la IU en los participantes del estudio.
Por este motivo es muy importante el cribado poblacional de la IU en los distintos niveles asistenciales para identificar, evaluar y tratar a las personas mayores con IU. Dentro de esta valoración, es muy importante evaluar la autoestima y la autonomía del adulto mayor con IU en los distintos niveles asistenciales. Una correcta valoración de la posible merma de autonomía que puede generar la IU junto a la de la autoestima puede alertarnos de situaciones que pueden poner en riesgo la interrelación del adulto con su entorno social, y que pueden facilitar la percepción de soledad, aislamiento social y de pérdida de calidad de vida. En este aspecto es muy importante el refuerzo positivo por parte de los miembros de los equipos sanitarios multidisciplinares y contar con la colaboración y participación de la familia. Esta alianza del adulto con familiares y sanitarios favorece la vigilancia de los problemas vinculados a la IU y la implementación de medidas destinadas a disminuir tanto los síntomas de IU como la severidad de los mismos, que más pueden afectar a la interrelación social del adulto.
En este sentido, fomentar la evacuación inducida con una serie de recomendaciones sobre la frecuencia de la micción o el uso de tablas de horarios pueden favorecer la interrelación social del adulto con IU. Otras medidas que pueden favorecer la mayor percepción de seguridad en el adulto mayor, especialmente cuando va a relacionarse socialmente fuera del ámbito doméstico, y que pueden proporcionarle una mayor percepción de seguridad, facilitando el contacto social del adulto mayor, son el uso de colectores, compresas o pañales.