Vivimos en una sociedad cada vez más longeva. Tanto los avances científicos, como los cambios sociodemográficos son un claro indicador del cambio evolutivo que han tenido muchas enfermedades. El resultado es; una esperanza de vida más larga, enfermedades crónicas y, en algunos casos, deterioro de la calidad de vida.

Todos estos aspectos hacen, que la mayoría de las actividades que anteriormente se realizaban de forma autónoma, actualmente requieran una ayuda. Es aquí dónde nace “la figura del cuidador”.

Podemos diferenciar dos tipos:

• El cuidador formal: cualificado académicamente y con un contrato remunerado.
• El cuidador informal: pudiendo ser un familiar, amigo, voluntario… Que atiende y cuida a sus seres queridos sin recibir una prestación económica.

En ambos casos, el cuidador supone el pilar de los cuidados domiciliarios y sirve de apoyo a las personas en situación de dependencia.

La responsabilidad de asumir el cuidado aumenta cuanto más dependiente sea la persona a la que se le proporcionan los cuidados. El hecho de asumir dicha responsabilidad puede llegar a afectar directamente al bienestar físico y psicológico del cuidador, teniendo en cuenta que conlleva una dedicación permanente que abarca; alimentación, control de la medicación, higiene personal…

Con el paso del tiempo, esta situación puede dar lugar al conocido “burnout del cuidador”. Éste se refleja en un desgaste físico, psicológico y de la salud provocado por un estrés elevado. Los síntomas principales son; cansancio, fatiga, alteraciones del sueño, dolor de cabeza, dolor muscular, falta de apetito, empeoramiento de antiguas dolencias, abandono del cuidado propio, ansiedad, tristeza…

Cuidar de alguien no es fácil; pero con la ayuda y el apoyo necesarios puede ser menos complicado. ABS ofrece soluciones que facilitan el cuidado del paciente, desde un gorro lava cabezas para simplificar la higiene capilar y minimizar la carga asistencial del cuidador, hasta la incorporación de adhesivos reposicionables a sus elásticos para optimizar el cambio de absorbente a la persona encamada.

El cuidador es un pilar imprescindible para el paciente. Es un apoyo para enfrentarse al proceso de la enfermedad, aportando tranquilidad y seguridad a nivel emocional y siendo el nexo de comunicación entre los familiares y los profesionales sanitarios. Por lo tanto, es necesario recordar que, a su vez, debe ser receptor de atención y no debe olvidar su propia salud.